En países donde el inglés no es el idioma nativo, los profesores a menudo se enfrentan a aulas diversificadas, compuestas por alumnos que varían significativamente en niveles de competencia en el idioma inglés. Esta heterogeneidad lingüística presenta una serie de desafíos únicos que los educadores deben abordar para garantizar una experiencia de aprendizaje efectiva e inclusiva para todos.
La primera dificultad experimentada en este contexto es planificar e implementar actividades que satisfagan las necesidades individuales de cada estudiante, ya que mientras algunos tienden a ser fluidos en el idioma, otros pueden tener habilidades muy básicas o incluso ningún conocimiento previo.
Esta situación lleva a los docentes al segundo escenario desafiante: la necesidad de personalizar la enseñanza para satisfacer estas diferentes necesidades y brechas. Es necesario encontrar un equilibrio entre desafiar a los estudiantes más competentes y brindar el apoyo adecuado a aquellos con menos dominio, asegurando que todos tengan la oportunidad de aprender y progresar.
La asertividad en este punto es lo que determina la presentación (o no) de un tercer punto a superar: la dificultad de compromiso. Por un lado, los niños y adolescentes con un nivel más avanzado de conocimiento pueden sentirse desanimados o desinteresados en las clases si no sienten que están adquiriendo aprendizaje. Por otro lado, aquellos con habilidades lingüísticas menos desarrolladas pueden sentirse frustrados o excluidos si las actividades son demasiado avanzadas para ellos. Esto puede llevar a problemas de participación en las tareas propuestas.
Ante todas las variables, evaluar a los estudiantes de manera justa y equitativa en un aula heterogénea puede ser una tarea ardua para los profesores. Necesitan encontrar formas de evaluar el progreso de cada estudiante según sus propios objetivos de aprendizaje y nivel de competencia en inglés, al mismo tiempo que garantizan que las evaluaciones sean justas y significativas para todos.
Al tener en cuenta todos los aspectos mencionados anteriormente, la primera recomendación de estrategia que parece más eficiente es no limitarse únicamente al material didáctico. Aunque son extremadamente importantes por varios factores que no cabrían en el recorte de este artículo, en la mayoría de los casos su concepción no considera esta importante variación de competencia. ¡Y así, podemos sumarlos de forma parcial a la lista de desafíos!
La clave para reducir las brechas entre los niveles de inglés en un aula radica en promover la enseñanza orientada por datos. Es la visión del progreso de toda la clase y de cada alumno lo que hace posible la personalización de las experiencias. Esto implica algunos pasos que enumeramos a continuación:
- Evaluar las necesidades individuales de los alumnos
Es fundamental entender las habilidades y conocimientos específicos de cada alumno. Para ello, el profesor puede realizar evaluaciones diagnósticas que identifiquen puntos fuertes y áreas de mejora en diferentes componentes y habilidades del idioma. Esto ayudará a crear planes de clase adaptados a las necesidades reales de cada grupo.
- Utilizar la diferenciación instruccional
La diferenciación instruccional implica adaptar el contenido, los métodos de enseñanza y las actividades para satisfacer las necesidades de todos los estudiantes. Ejemplos de esto incluyen ofrecer materiales de lectura en diferentes niveles de dificultad, proporcionar opciones de tareas con diferentes grados de complejidad y adaptar las instrucciones para asegurar que todos puedan avanzar según sus particularidades.
- Promover la colaboración entre los alumnos
Esto no solo brinda oportunidades para que los estudiantes más avanzados ayuden a sus compañeros menos experimentados, sino que también fomenta un ambiente de aprendizaje colaborativo donde todos pueden beneficiarse de las experiencias y el desarrollo de otras habilidades, como las socioemocionales.
- Brindar apoyo individualizado
Reservar tiempo para ofrecer apoyo individualizado a los estudiantes que necesitan ayuda adicional. Esto puede incluir sesiones de tutoría, retroalimentación personalizada y oportunidades para revisar conceptos o habilidades específicas.
- Aumentar el tiempo de exposición al idioma
El tiempo de contacto con el inglés en el aula es limitado y la mayoría de los niños y adolescentes pueden necesitar una exposición más amplia al idioma para desarrollar diferentes habilidades. Por lo tanto, encuentre formas de asignar tareas y actividades creativas y divertidas que puedan formar parte de su rutina en casa y en otros entornos sociales. Esto permite que lleguen a la próxima clase más familiarizados con el idioma en el mundo real, lo que otorga otro significado al aprendizaje.
- Utilizar tecnología educativa
La tecnología es una herramienta poderosa para apoyar a los alumnos con diferentes niveles de competencia. Las plataformas complementarias de aprendizaje respaldan a los profesores en todos los pasos mencionados anteriormente. Prefiera aquellas que concentren las principales funcionalidades en un mismo entorno, desde pruebas objetivas de nivelación, pasando por la personalización del proceso de aprendizaje y la disponibilidad de actividades extracurriculares gamificadas, hasta la provisión de datos en tiempo real para el seguimiento del progreso de las clases.
Dadas las complejidades involucradas en la gestión de aulas heterogéneas en términos de competencia en inglés, los desafíos que enfrentan los educadores van mucho más allá de la simple entrega de contenido. La necesidad de personalización, compromiso y evaluación justa crea un escenario que destaca la importancia de complementar el plan de estudios escolar con estrategias adaptativas y orientadas por datos. Es solo a través de estas medidas integrales que los educadores pueden promover verdaderamente una experiencia de aprendizaje efectiva e inclusiva para todos, independientemente de su nivel de competencia en inglés.